“La juventud ya no pide. Exige
que se le reconozca el derecho a exteriorizar ese pensamiento propio de los
cuerpos universitarios por medio de sus representantes. Está cansada de
soportar a los tiranos. Si ha sido capaz de realizar una revolución en las
conciencias, no puede desconocérsele la capacidad de intervenir en el gobierno
de su propia casa.”
(Manifiesto Liminar de
Córdoba, 1918)
Por: Felipe Marín Guzmán[1]
Casi un siglo ha pasado desde el
grito de Córdoba, y el mensaje de los
jóvenes rebeldes de la Argentina sigue más vivo que nunca entre quienes nos
negamos a vivir en casas de estudio gobernadas por la tiranía, la soberbia y la
autocracia, entre quienes nos resistimos a ser tratados como menores de edad mentales
incapaces de definir sobre su futuro convenientemente sin la tutela del gran
hermano que todo lo ve, todo lo sabe y todo lo puede.
El derecho de las comunidades universitarias a participar en las
decisiones que atañen al futuro y vida de su alma mater, debería darse por
descontado en instituciones que no se
cansan de proclamarse democráticas y plurales, aunque claro también la palabra
democracia aparecía impresa millones de veces en los diarios de la Chile de
Pinochet o se reiteraba hasta la
saciedaden las cadenas televisivas fieles a Videla en Argentina, aquí en
Colombia democracia es de lo que más hablan los que tienen el poder, pero es de
lo que menos hay, y si no creen miren las universidades, dizque la conciencia
crítica de la nación.
Una de las cosas más significativas
derivadas de la consulta del pasado jueves en la Universidad
de Caldas, en la que participaron
estudiantes, profesores y egresados, es
que la conseguimos luchando, nadie nos regaló nada, la posibilidad de que los
universitarios pudiésemos participar en
las decisiones que atañan al futuro de los universitarios, fue una
conquista producto de la batalla que
profesores, estudiantes y empleados afrontamos el semestre anterior; Es cierto que nuestra participación estuvo
enmarcada en un mecanismo al que le
falta mucho para ser democrático, pero ciertamente constituye un avance en
relación a lo preexistente, para los amnésicos selectivos de estos días,que
están buscando cualquier pretexto para
atacar la consulta y sus resultados, es conveniente traer a la memoria
que lo que existía era la “progresista, avanzada y democrática”
visión de universidad que agenciaba Ricardo Gómez, que no contento con meter las tanquetas de la policía a la
universidad, redujo la riqueza de la discusión y la participación universitaria
a la consecución de unas tristes y escasas firmas, se auto-amplió el periodo de 3 a 4
años y modifico la normativa con tal de reelegirse; todo hubiera seguido así, incluso Ricardo Gómez seria Rector hasta el
2060, si no hubiéramos luchado, por eso resulta inaceptable que amparándose en
cualquier argumento se ataque lo conseguido y es indefendible la opinión que afirma abierta
o soterradamente que como estábamos era mejor; es decir que a ciertos
individuos les parece mejor que sin debate alguno, sin exposición de ideas, sin
contraposición de visiones y proyectos
de universidad, el CSU se
reuniera a puerta cerrada y a pupitrazo limpio eligiese como rector a quien le diera la gana.
El Consejo Superior tiene la última
palabra, la comunidad ya expreso con contundencia la suya, ahora la pelota está
en su lado del campo, en todo caso existen para esa corporación dos caminos: o favorece con su decisión los mismos
intereses que han sumido en la crisis nuestra universidad, poniendo en la
rectoría a quienes representan la testarudez del pasado, la misma que hizo que
todas las confianzas se encuentren hoy fragmentadas, o se la juega por interpretar
el clamor de la comunidad universitaria que mayoritariamente voto en contra del
continuismo y la visión de universidad que este representa.
Los números son contundentes, el apoyo obtenido por los profesores Gabriel
Gallego y Ricardo Castaño fue claramente superior a la votación obtenida por otros candidatos, no puede ser que este hecho se pase por alto
así no más, no pueden ser medidos con igual racero quienes poseen la simpatía
de la mayoría de estudiantes, docentes y egresados a quienes no ostentan esta
condición; si deseamos una universidad
de Caldas deliberante, en la que se reestablezcan las confianzas y de
verdad democrática, el CSU debe proceder
en la línea definida por los universitarios.
(Tabla tomada de boletín oficial emitido por
el comité de elecciones de la Universidad de Caldas)[3]
Ojalá que la
imagen que precede este articulo sea una sátira y nada más, esperemos no sea el
vaticinio de lo que pasa siempre en estas democracias de papel, en la que la
cara y los nombres cambian mientras todo sigue igual, que no nos metan gato por
liebre en el proceso de designación de rector, que se atienda por parte del CSU
el imperioso e incuestionable mandato de la comunidad Universitaria.
[1]
Activista de la Federación Universitaria Nacional Comisiones MODEP,
FUN-Comisiones, representante de los estudiantes ante el consejo académico de
la Universidad de Caldas
[2]
Cifras tomadas del boletin oficial emitido por el comité central de elecciones,
disponible en: www.ucaldas.edu.co/portal/resultados-de-consulta-a-los-estamentos-profesorales-estudiantiles-y-de-egresados/
[3]
Disponible en: www.ucaldas.edu.co/portal/resultados-de-consulta-a-los-estamentos-profesorales-estudiantiles-y-de-egresados/
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