martes, 7 de julio de 2009

YO TAMBIEN QUIERO UN “LEON DE BENGALA”.


El paradigma de desarrollo sustentado hasta el cansancio por el actual gobierno de Colombia denominado mesiánicamente como de “tres pilares” -confianza inversionista, seguridad democrática y cohesión social, según sus propias palabras- que fondea la consolidación de su proyecto político hacia el año 2019 en el propósito de “refundar la nación” sobre bases francamente fascistas, ha afincado aun mas como política de estado lo que ya desde el gobierno Gaviria fue un dogma: la idea de que la inversión extranjera bajo sus diferentes modalidades es el motor del desarrollo. La supuesta bancarrota de estos planteamientos de calado neoliberal en virtud del actual ciclo recesivo mundial como he indicado anteriormente, supone un debate sobre las alternativas a disposición de los países para generar bienestar para sus habitantes y jugar el papel de naciones económicamente emancipadas en el concierto mundial. El profesor Carlos Martínez del centro de estudios internacionales de la Universidad Nacional de Colombia, se ha referido al rasgo específico del recetario neoliberal del Gobierno Uribe como “neoliberalismo desnacionalizador”, pues mas allá del desmonte de la capacidad productiva nacional en materia industrial y de diversificación agrícola y la enajenación en beneficio privado de la prestación de servicios básicos para la población, paso a vender el grueso de las empresas con propiedad estatal que generaban importantes ingresos fiscales y mantenían el control del sector central sobre actividades estratégicas como las telecomunicaciones y la energía, con grave perjuicio para la soberanía y el bien común. Este mismo frenesí desnacionalizador tuvo expresiones regionales, especialmente en renglones como la generación, distribución y comercialización de energía y la provisión de servicios públicos básicos y a esta celada, como está presente en la mente de los Pereiranos, no escapo la capital Risaraldense. Hemos visto en apenas diez años la escisión de las antiguas empresas públicas de Pereira, la venta “a las buenas o a las malas” de las empresa de energía y teléfonos y la entrega en concesión del servicio de aseo, empresas estas producto del histórico arranque y sentido cívico de los ciudadanos Pereiranos que no sabían que con su fundación y sostenimiento vía tarifas y gestión pública durante casi cincuenta años, estaban sirviendo a la rapacidad de futuros compradores. Pues bien, uno de los ultimo capítulos de esta historia de oprobio fue la creación de “La promotora” como administradora de los bienes en los que el municipio tienen propiedad, para constituirse como un fondo de “fomento e inversión” local, entidad que ha sido fondeada con cargo a los recursos percibidos por la privatización de las empresas publicas y que parece estar por encima del bien y del mal pues el propio concejo de Pereira renuncio en su momento a controlar estos bienes delegando tal responsabilidad en la propia promotora. Esta entidad, de supuesto interés público pero con trasfondo de derecho privado, es la encargada de gestionar proyectos de envergadura con participación pública en la ciudad, entre los cuales descollla el denominado Parque temático de Flora y fauna o “Bioparque”, tan cacareado desde que en el año 2003 empezaran sus estudios de prefactibilidad y por el cual muchos preguntan hoy en que va. A este propósito el Gerente de esta entidad, el ciudadano Gabriel Viveros, rindió un informe de avance ante el concejo municipal de Pereira el día 6 de Julio, en el cual adelanto lo que podría llegar a ser este proyecto una vez conocidos algunos de los diseños definitivos a entregarse el próximo 15 de Septiembre y culminada una primera fase, con fecha tentativa de finales de 2011. Quiso provocar el orador la curiosidad y entusiasmo del auditorio con sus historias sobre la posibilidad de traer jirafas y manatíes al ala del parque dedicada a la fauna y la futura creación de escenarios naturales en imitación de diferentes ecosistemas del orbe, donde retozaran felices los actuales animales del zoológico matecaña en medio de las atenciones que les dispensaran atentos veterinarios y chefs especializados, eso sí, con la vecindad del resto del proyecto, que mucho más que un parque de atracciones naturales, se proyecta como una zona franca turística con spas y clínicas de cirugías estéticas incorporadas, a donde usted se puede dar un retoquecito en la cola o donde prefiera, mientras su familia disfruta en medio de masajes e hipopótamos. En medio de su prolija exposición, el señor Viveros anuncio -y esto se grabo en video y se transmitió en línea por la pagina del concejo- la honrosa presencia en el nuevo parque de exóticos especímenes: “tigres africanos”, “leones blancos y de Bengala” entre otras noveles especies que excitaron mi imaginación y me hicieron entrar el antojo de tener uno de estos lindos y raros -¿o inexistentes?- especímenes en la sala de mi casa. Hay quienes desde ya creen que veremos primero un León albino paseándose por la peatonal de la 18 entre vendedores informales que corren raudos de huida de funcionarios de espacio publico, que una fase del tan anticipado Bioparque, negocio tan esperado por las clases poseedoras de la región, incluyendo a las enquistadas en la administración publica. De manera pues que a mis conciudadanos Pereiranos les puedo decir que se sientan tranquilos, pues sus millonarios recursos invertidos en financiar esta nueva expresión de la burocracia local denominada la promotora, a costa de la privatización de nuestro patrimonio, están garantizados por las maravillas que el señor Viveros nos traerá incorporados en el parque de flora y fauna, y la prosperidad que la inmemorial vocación turística Pereirana nos traerá con especies inéditas e implantes mamarios a la barata de la mano de la nueva zona franca.

Mis 50 pesos: desde ya llamo a los lectores a que me ayuden a determinar en que laboratorio de experimentación genética se contonean estos leones albinos de Bengala para tomarles una fotos y empezar desde ya una nueva campaña de city – marketig con estas sugestivas imágenes.

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